FÚTBOL FEMENINO: EL PODER DE LA VISIBILIZACIÓN

Gisele Nocerino, (1-HSB) IES LA LABORAL

Hasta hace cinco años era un deporte invisible. Las victorias internacionales y el interés del público lo han convertido en un naciente negocio. Las jugadoras luchan por la igualdad y por mejores condiciones laborales en un partido que acaba de empezar.

El fútbol femenino español vivió en 2019 el mejor año de toda su historia. En marzo, el Atlético de Madrid y el Barcelona reunieron a más de 60.000 espectadores en el Wanda Metropolitano, una cifra récord en la Liga Iberdrola. En verano, más de 1.000 millones de personas vieron por televisión el Mundial Femenino celebrado en Francia, en el que España alcanzó los octavos de final por primera vez en su historia.

Selección española femenina de 2019

En este contexto prometedor, en febrero de 2020 se celebró la primera Supercopa femenina de España (la primera), que enfrentó a las jugadoras de la Real Sociedad contra las del Barcelona. Un hito en el deporte femenino, que, aún así, no abrió las portadas de los cuatro principales diarios deportivos del país: Marca, Mundo Deportivo, Sport y As. 

El gran resultado de la final (Real Sociedad 1-10 Barcelona) solo se mencionó en un destacado, en el extremo de la portada. Como contrapunto, la edición masculina del mismo torneo realizado en enero, ocupó las portadas durante 7 días consecutivos.                                                                                                       

El periódico Mundo Deportivo fue quién dio más peso al titular. Una foto de las jugadoras del Barcelona, con la copa en las manos, ocupó una quinta parte de la portada de ese día.

Aún así, la información principal fue la victoria por 2-3 del Barcelona masculino en el campo del Betis. Es decir, un partido de fútbol masculino de temporada regular, fue protagonista por encima de un acontecimiento único en la historia del fútbol femenino. El diario Sport siguió prácticamente el mismo patrón, pero la mención a la Supercopa fue todavía menor, con una pequeña foto en el extremo inferior izquierda y un titular que decía: “¡Campeonas!”.

Por desgracia, esto no es un caso aislado, y siempre ocurre que en el deporte femenino, no solo en el fútbol, no hay visibilización. ¿La problemática? Pues que sin esta, no hay reconocimiento, ni interés, ni igualdad.

Lo más irónico de todo, es que llevo jugando a fútbol desde los 4 años, y no fue hasta los 15, que empecé a ver los partidos de fútbol femenino, o a saberme los nombres de las jugadoras. Esto es algo que te hace reflexionar, ¿cómo voy a crecer o seguir en este deporte sin referentes?, ¿cómo despertaremos la curiosidad o las ganas de jugar a fútbol de las futuras niñas?, ¿cuándo será su profesionalización?, ¿cuándo se les reconocerá sus méritos?… Son muchas las preguntas que me surgen como jugadora, porque me gustaría ver un futuro claro. 

La única pregunta con respuesta es la de que el 15 de junio, el fútbol femenino de primera división por fin será profesional, bajo la denominación “Liga Ellas”. Con este paso, el Consejo Superior de Deportes (CSD) pretende aglutinar a clubes que son dispares en tamaño y presupuesto, bajo el ofrecimiento de ayudas que permitirán que la competición sea intensa e interesante. Eso dará a las jugadoras un lugar en el que desarrollarse profesionalmente y ser retribuidas con justicia.

La idea es que el salario actual de las futbolistas mejore y aumente progresivamente, de manera que sea asumible por los clubes. El convenio colectivo vigente, que ya ha sido denunciado por AFE para su renovación, fija el salario mínimo en 16.000 euros brutos anuales para una jornada completa, aunque también recoge una parcialidad del 75 por ciento.

La presidenta del CSD apuntó, por otra parte, que el torneo será una fuente de inspiración para las niñas que están jugando en el patio del colegio y un lugar donde se nutrirá la selección española.

Además, la Liga Ellas tendrá su propia fundación para potenciar el aspecto social del deporte y para conectar el fútbol con la sociedad.

Ya era hora, ¿verdad? Por ejemplo, el jugador mejor pagado, Lionel Messi, recibe 130 millones de euros anuales. Mientras que la futbolista Kadidiatou Diani, la mujer mejor pagada, percibe 550.000 euros anuales. ¿Se están percatando de que eso es una diferencia del 99,58%? Es escandaloso. 

No solo tenemos que aguantar esta gran diferencia salarial, sino que además muchas futbolistas de primera división (ya no te cuento de segunda), se ven obligadas a compaginar su sueño con otras ocupaciones para subsistir. Perfectos ejemplos serían María Sanjuán portera del Villareal, que ha estado trabajando en primera línea para frenar la pandemia de la COVID-19, o el de Natalia Pablos, la histórica jugadora del Rayo Vallecano y la Selección Española, que colgó las botas en 2018 para opositar como profesora de Educación Física. 

Seguramente habéis oído las siguientes palabras de la boca de un algún cromañón:

“Las jugadoras de fútbol no ganan dinero porque no interesa a nadie y no es rentable para las empresas”.

Entiendo la gran preocupación de muchos ante la quiebra de las gigantescas multinacionales que se publicitan a través del fútbol. Pero, ¿por qué la Televisión Española, pagada con todos nuestros impuestos, ha empezado a emitir por primera vez la Eurocopa en 2021? Rarito ¿no?

No es que haya poco interés, es que directamente el Real Madrid ni siquiera tenía equipo de fútbol femenino hasta 2020. Por 300.000 euros compró al CD Tacón y se inventó a un equipo de la nada. 

¿Y el Barça? Aunque lo ha hecho mejor, en 2021 todavía no puedes comprar la equipación de fútbol femenina si eres hombre: todos los tallajes son de mujer. Tampoco puedes comprar las camisetas con el nombre de las jugadoras, no existen

Lo del debate sobre si el fútbol femenino interesa, ya pasó. En 2021 no entramos en si lo que hace la mitad de la población interesa a alguien, porque como mínimo, interesa a esa mitad de la población. 

Mientras que la final de la champions el 16 de mayo batió el récord histórico de espectadores en un partido de fútbol femenino en España con 890.000 espectadores, cuando hablamos de otros países los datos de audiencia son muy diferentes: 3 millones en Reino Unido, 19 millones en Brasil o 5 millones en Holanda. 

Es importante también darse cuenta de el lenguaje, el 16 de mayo el Barça ganó la Champions League. ¡Oops! ¡no! El Barça Femenino ganó la Women’s Champions League. ¿Creen que algún día la Champions League pasará a llamarse Men’s Champions League?

https://twitter.com/i/status/1394047152935014400

Luego resulta, que hasta el VAR tiene género. ¿Por qué? Pues por el simple hecho de que las más altas categorías de fútbol femenino, no disponen de este. Solo en la final de la Champions, ni siquiera en toda esta competición tan importante, o en la Copa de la Reina. 

Aunque la UEFA ha anunciado que la Champions League cambiará su formato a partir de este verano, de cara a la temporada 2021-2022. Con este nuevo formato, se destinarán un total de 24 millones de euros al fútbol femenino europeo (cuatro veces más que la actual inversión). Y de todos estos millones, el 23% se destinarán a “pagos solidarios” para clubes que no participarán en la competición con el fin de impulsar el fútbol femenino, ya que cuando los clubs atraviesan dificultades, ellas son las que más acusan los recortes. Y las cuantías de éstos se calcularán en relación con el desempeño de cada equipo. En relación a los premios, se prevé un aumento de las cuantías. También la UEFA dará total flexibilidad a los clubes para modificar sus plantillas. Así, podrán reemplazar (temporalmente) a las jugadoras que estén embarazadas o que se vayan o regresen de la baja de maternidad. Por último, el VAR, que actualmente solo se despliega en la final, como dije anteriormente, ahora se incorporará en todos los partidos a partir de cuartos de final. 

Y hablando de la Copa de la Reina… Ni el presidente de la Federación Española, Luis Rubiales, ni la Reina Letizia asistieron a la final de la Copa de la Reina. Solo una de las 39 ediciones ha contado con la presencia de la consorte real (a diferencia de la Copa del Rey, donde Felipe se ha presentado a todas). Son detalles que dejan entredicho si en verdad les importa las jugadoras que se dedican al fútbol. Es una realidad que no hay que negar.

El camino del fútbol femenino de un tiempo a esta parte no ha sido, ni de largo, el que ha merecido. Infravalorado; ignorado por algunos. Sufrido; resiliente para otras. A la historia hay que mirarla a los ojos para más tarde, atisbar el horizonte y saber qué errores no se deben cometer. El fútbol femenino está en un momento de cambio. Estamos en el ecuador de un punto de inflexión. ¿A dónde lo queremos llevar? Igual hay que empezar por respetarlas. Por no llamarlas chicas. Por reconocerlas como futbolistas.

Creo que el lenguaje es muy importante y dice muchas cosas. Desde hace un tiempo que me voy fijando más y creo que, en general, se hace mal. Hay mucha condescendencia y paternalismo en el trato que reciben ellas. Hace que el oyente o el lector no las perciba del mismo modo que a ellos. Y por supuesto que no es grave llamarlas chicas, no es un pecado… Pero sí que hay que ser consciente de ello. Es verdad que hay muchas que, por edad, todavía son chicas. Pero hay muchas más que ya no lo son. A los 30 años ya no eres una chica.

Fíjense que en el caso de los futbolistas, la mayoría de las veces decimos: “los hombres de Zidane” o “los hombres de Simeone”. Como mucho nos referimos a ellos como chicos si son los del filial. Y al contrario, ellas siempre son las chicas. Da igual la edad, la experiencia, los años que lleven en este deporte… En el caso del femenino, muchas veces se abusa de la cercanía, es decir, llamarlas por el nombre de pila. “Vamos a hablar de Garbiñe”, por ejemplo. En cambio, con los hombres, no pasa. Se trata de respeto y de presentar al protagonista como se merece.

¿Igual es que no se creen el fútbol femenino? No lo suficiente. Y dentro de la Federación sí que hay gente que se lo cree. Probablemente ya haya gente que apueste firmemente. Pero la primera apuesta es la inversión económica. Buscar patrocinadores. Es que no me entra en la cabeza que no haya más empresas interesadas en promocionar el fútbol femenino, que tiene un potencial tan grande como evidente. Las empresas de marketing lo ven clarísimo. Entonces, desde la Federación Española se debe dar una serie de pasos para vender el producto. Te dicen: “es que no vende”. ¿Tú has intentado venderlo bien? Pienso que no se ha intentado vender y, si se ha intentado se ha hecho mal.

El fútbol femenino necesita esa inversión. Que lo puedas ver por la tele sin las complicaciones que hay ahora. Mira el masculino, es tan fácil consumirlo. En cambio, al femenino hay que alimentarlo. Hay que invertir en él como se invirtió en el masculino 40 años atrás. Toda novedad necesita una inversión y el femenino es nuevo en España. 

Repito, se necesita visibilización. ¿Por qué no hay cromos de fútbol femenino? Lo que me hubiera encantado poder tenerlos todos de pequeña. Y no es porque no se haya intentado, hace dos años la propia Panini anunciaba la creación de un álbum del Mundial femenino de Francia, pero durante varias semanas los usuarios de las redes sociales y seguidores de este deporte manifestaron las dificultades que tenían para encontrar el álbum en los kioskos o conseguir cromos más allá de la venta online. Pasado ese período y con el inicio de la Primera Iberdrola en aquel entonces, se volvió a cuestionar la ausencia de referentes en este formato. 

Preguntado por esta lucha histórica, el director general de Panini España Lluís Torrent manifestó que la responsabilidad era de los aficionados. «Por desgracia, está lejos de producirse. Lo sacamos en el Mundial y no funcionó nada. Todos los que defienden el fútbol femenino se olvidaron de ir a comprar los cromos. Y yo tengo una empresa…»

Precisamente esa frase, señalando la responsabilidad de los defensores de este fútbol, es la que más dolió en el sector. Los impulsores de “Nosotras También Jugamos”, una plataforma que crea sus propios cromos para impresión y que reivindica esta necesidad, se manifestaron a través de una actualización de su petición de Change.org en la que miles de personas solicitaron poder comprar los cromos de sus referentes femeninas.

«Nos falta el respeto», explica Íñigo Benedicto, uno de los firmantes. «Miente, porque hubo ventas de una distribución limitada, pero lo peor es que contamina el auge del fútbol femenino dando argumentos reaccionarios que no quieren igualdad ni en pintura», explica. «No nos vamos a quedar calladas», declara, anunciando que han pedido a Panini Internacional censurar estas palabras y a Javier Tebas, presidente de la Liga, pedir disculpas por no defender a las jugadoras.

La polémica no quedó en las redes. Automáticamente saltó a los terrenos de juego a través de protagonistas implicadas, empezando por una de las jugadoras con más internacionalidades. Marta Corredera, en aquel entonces jugadora del Levante (en la actualidad del Real Madrid), pedía así hacer autocrítica y mantenerse al margen si no llegan a sumar.

Como podemos ver, este camino hacia una vida profesional futbolística es muy difícil, y ya no solo por el deporte en sí, si no socialmente. No fue fácil (o al menos para mí), pasar esa etapa del colegio, en la que no te dejaban jugar por el siemple hecho de ser una niña, daban por sentado que jugaba mal. Aunque poco a poco se fueron dando cuenta de que sí se me daba bien, y acabaron jugando siempre conmigo, pero nunca faltaban esas frases de: “juegas bien para ser una chica”… ¿Y cómo juegan las chicas si se puede saber? Es pensar en esas típicas frases, y quedarme perpleja de todo lo que escuchaba de pequeña, pero claro, una en esos tiempos simplemente decía gracias porque realmente no sabías el significado real de esas palabras. 

Llegar a donde estoy hoy sinceramente no ha sido fácil, y estoy segura que para muchas otras tampoco. No fue fácil estar jugando un partido en el patio y que se picaran más contigo, por eso, por ser una niña. O estar en infantiles y que a mi y a mi equipo nos gritaran desde la grada cosas como: “Oh cuidado, no las toques que son de cristal” o “Voy a traer una fregona”; la primera frase, era la que más se repetía sin duda alguna. A todas estas, esos comentarios siempre llegaban mientras íbamos ganando, como no. Comentarios machistas vividos en primera persona o incluso de espectadora (insultaban a árbitras), podría decir muchísimos, pero son los típicos extendidos mundialmente, asi que sencillamente imagínatelos.

Doy gracias de que cada vez se abran más puertas, no obstante, no todas las que nos gustaría. Aún queda mucho por hacer, aunque nos estamos abriendo paso poco a poco. 

“Necesitamos que las niñas sientan que pueden”

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